Ver un rabero en paso es todo un lujo. Disfrutar a diario de sus evoluciones eso ya sólo está reservado para los ornitólogos de otras latitudes, y estos días, para mí y todo el que quiso pasarse por Sangüesa. Probablemente nunca más vuelva a tener un págalo en la puerta de casa así que he tratado de exprimir la ocasión.
Los primeros días el ave apenas salía del agua y se pasaba el día alimentándose de unos insectos ¿? que flotan en la superficie. Pero estos últimos días se movió más por los campos y realizaba vuelos más largos. Parece que en las rastrojeras encontraba escarabajos que incorporar a su dieta y cada vez pasaba más rato en ellas.
Continuamente mira para arriba, imagino que buscando alguien que le pueda aportar comida de más tamaño.
Ayer fue el primer día que no lo vi. No quiere decir que no estuviera, ya que el día era muy ventoso apenas volaba nada y todo el bicherío estaba al resguado del viento. Tranquilamente podía estar al cobijo en cualquier sitio fuera de la vista.
De hecho el miércoles, que también andaba viento, me costó localizarlo. Cuando ya pensaba que habría marchado de repente apareció volando. Me dió una nueva alegría.
El miércoles apareció volando. Se posaba y volvía a volar. Hasta que desapareció de nuevo... |
... cuando me iba lo localicé tumbado cerca del camino, al resguardo del viento. Ayer no pude localizarlo, espero que también estuviese al resguardo y no haya marchado. |
1 comentario:
Guindas que de vez en cuando adornan lo habitual y nos sorprenden soberanamente, nos dejan boquiabiertos y nos producen auténtico placer.....es la hostia!!!
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