lunes, 29 de agosto de 2011

Empieza el trasiego


Los aviones que crían en la cornisa de mi casa siguen afanados en su intento por sacar adelante una segunda pollada. Son la excepción. Lo que se ve en el campo es que es tiempo trasiego. En un campo de girasol recien cosechado pude ver una bandada de cientos de fringílidos, mayoritariamente jilgeros. También vi algún grupo de milano negro, otro de cigüeña y en la depuradora el viernes, tras las cuatro gotas que cayeron se dejaron caer un combatiente, una garcilla bueyera y algún chorlitejo. Poca cosa. Abundantes los cerrojillos, mosquiteros y collalbas.


Gorrión chillón. En estas fechas ya están formados los dormideros. No lejos de casa tengo uno con cientos de ejemplares



Gorrión común. (no soy el único que come moras...)





Los petirrojos empiezan a ser menos discretos, y ya dejando oir su típico reclamo.



Carricero común, otra especie que ha empezado a pasar


Ratoneros hay bastantes, entre ellos alguno muy claro y es entretenido observarlos. Pero las dos sorpresillas más agradables fueron una carraca y al menos un par de pechiazules

Ratonero dejándose caer en su intento de llevarse algo al buche.



Carraca




Ya se ven los pechiazules. Al menos dos, casi seguro un tercero, en La Mueda


miércoles, 24 de agosto de 2011

No he tenido muchas oportunidades de salir al campo estos días y es una pena porque hay bastante movimiento: papamoscas cerrojillos, mosquiteros musicales, tarabillas norteñas, collabas...

En la depuradora hay concentración de anátidas (azulones y algún cuchara) perfilando la renovación de plumas. Hasta 400 ejemplares he llegado a contar.


También me topé con unas simpáticas abubillas alimentándose en un rastrojo. Cogían unos insectos negros, una especie de cucaracha ¿?.


Bueno, no siempre... Tengo dudas si a veces cogían las cagarrutas de las ovejas para abrirlas, o simplemente las apartaban.




Ya se ven las primeras tarabillas norteñas


Y collabas. No sólo los jóvenes, sino que ya hay movimiento.





Yo soy de esos que prefieren el río a las piscinas y estos días, tal vez por eso de ser cuarentón, me venían los recuerdos de cuando lo recorría sobre un neumático gigante que tenía.  Aparte de bajar el río haciendo el maula con los amigotes, me encantaba dejarme arrastrar, silencioso, por las orillas descubriendo su fauna. Ahora no sé si hay ratas de agua, antes las veía cuando quiera; ahora apenas hay zampullines, antes conocía varios nidos. La imprudencia de la edad me llevaba a visitarlos, y los zampullines no se iban hasta casi tocarlos; ponían un poco de vegetación encima de los huevos y se deslizaban silenciosos. En una ocasión, bañándome con un amigo, un pollo de gallineta recién nacido tomó nuestras cabezas por sus progenitores. Fue muy curioso y nos costó zafarnos de nuestra involuntaria paternidad. Y corto el rollo, que empiezo a parecerme al abuelo cebolleta



Macho de martín pescador. Enseguida me pilló y se marchó. Es un ave muy difícil de retratar sin la ayuda de un hide.


En estas fechas no sólo de pájaros vive el pajarero


viernes, 5 de agosto de 2011

Agostando

Qué mejor manera de aprovechar unos días de vacaciones que patear los alrededores y disfrutar de nuestra fauna. La explosión primaveral ya pasó (qué poco dura!!) y ahora es tiempo de jovenzuelos, grupos familiares y primeras aves en paso.



Joven terrera



Abejarucos. En unos almendros había un numerosísimo grupo.



El mejor momento para poder ver oropédolas tal vez sea ahora, cuando los grupos familiares se mueven más indiscretamente entre los árboles.

También he salido algún atardecer. Es un placer que el anochecer te pille en el campo e ir oyendo como mueren los sonidos diurnos para dar paso a los nocturnos.
Me alegra comprobar que en la zona de Aibar no afectada por el regadío sigue habiendo buenos grupos de alcaravanes. Cuando cae la luz salen de sus refugios en las viñas para correr y chillar en los rastrojos. Aparecieron al menos tres zorros y una pareja de mochuelos alimentándose en un camino.

Las currucas también son un buen plato veraniego. Ahora se las oye reclamando por cualquier esquina y puedes entretenerte en localizarlas y reconocerlas, tarea no siempre fácil. En un sólo campo me topé con estas cuatro especies. La carrasqueña es la más confiada y si estás quieto se llega a aproximar a distancias increíbles. La zarcera también permite un buen acercamiento y probablemente sea la que más sale fuera de las ramas.




C. carrasqueña


C. zarcera


La cabecinegra y la mirlona suelen ser más prudentes.



 
C. cabecinegra




C. mirlona

El pito negro se oía en los pinares de Leache (ya lo detecté hace tres inviernos), y hay un par de sitios más donde también creo que pudiera haber llegado.
En la depuradura, como aves de paso, poca cosa: algún avefría, gaviota reidora, porrón común, andarríos grande, chico y un par de bastardos.