Pasando página

La primera quincena de febrero parecía querer traer todo el frío que no había hecho hasta entonces. Demasiados días seguidos con un viento helador han pasado factura. Algunos días veía a los aviones roqueros formando una auténtica piña. Se amontonan, con lo mejor del día, en la repisa de una ventana soleada y resguardada del viento. Allí mismo había dos muertos, al lado de mi casa otro. Me temo que no les ha ido muy bien.

Otra especie que he podido ver estos días de frío han sido las esquivas becadas. Lo habitual es levantarlas y verlas irse, pero esta vez tuve la suerte de ver entrar una. Se posó en la hojarasca de un soto y empezó a alimentarse. Una observación muy bonita y nada habitual.



Los acentores alpinos no los vi en enero. Ahora sí están.





El frío también ha empujado a las currucas capirotadas a meterse más en el pueblo.




La depuradora se heló. Patos y gaviotas se tienen que buscar la vida en otros lugares.


Pero a pesar del frío estamos en la segunda quincena de febrero y toca pasar página. Nuevo capítulo. He visto cópulas de cigüeñas, buitres y hasta del halcón peregrino (nunca las había visto tan pronto). Los pícidos están muy activos animando el bosque junto a los trepadores azules.
También vi asomando tímidamente el primer narciso.



Bisbita alpino alimentándose. Ya ha comenzado la muda de verano.




Grandes bandos de estorninos mezclados con las avefrías...




... y entre ellos descubrí el primer chorlito dorado.


Vi pasar el primer bando de grullas de regreso al norte. Los gansos también han empezado a marcharse y antes de que lo hiciesen fui con José Ardaiz a la laguna de La Nava. Nos recibió un ansar campestre, pero nuestro objetivo era el careto chico.
Vimos varios caretos, pero fue a última hora cuando uno nos llamó la atención. Más pequeño, cabeza redondeada y la gran mancha blanca que subía por la frente.  Nos convencimos de que era él, pero estaba demasiado lejos.




Ansar campestre. Arriba, segundo por la derecha.