miércoles, 15 de junio de 2011

Oda al chorlitejo chico

No me apunté el día, pero la foto me chiva que fue hecha el 27 de mayo. Ese día estaba observando la última entrada de chorlitejos grandes. Me llevé un pequeño sobresalto cuando me di cuenta que a escasos metros tenía un ejemplar de chorlitejo chico incubando. Torcí un poco el morro, tristón, pensando que el sitio elegido para tal fin no era muy apropiado. En medio del camino interno que rodea la depuradora y MUUUY cerca del camino exterior. Lugar de paso. Mi presencia dentro del coche parecía que no le molestó pero pensé que otra cosa sería si hubiese estado fuera, y me vino a la mente toda la gente que pasa casi a diario por ahí: el señor con el perro gigante; el pastor con su rebaño; la señora de los auriculares; las otras tres bulliciosas; los cazadores controlando los patos; el gato que hace dos años arrasó un buen número de puestas; el coche del mantenimiento de la depuradora que inevitablemente pasaría por ese camino… Una larga lista a añadir a los peligros naturales. Negro panorama, no apostaba por su futuro.





Volví un par de días más tarde, escéptico. Por si acaso mantuve una distancia prudencial y observé desde lejos, no quería ser yo el causante de su huida. SEGUÍA AHÍ!! Mi morro se seguía torciendo, pero ya con media sonrisa dibujada.
Volví… Y volví… Y la media sonrisa se transformó en sonrisa entera. En esperanza. SEGUÍA AHÍ!!
A principio de la semana pasada cayeron unas tormentas IMPRESIONANTES. Inevitablemente me acordé de él. Salí de trabajar y quise pasar a verlo. Cuando llegué a Sangüesa ya no diluviaba, sólo llovía. Vi el camino inundado y se me cayó el alma a los pies, y no me pude creer cuando lo vi. SEGUÍA AHÍ!!. Las rodadas del camino eran dos ríos, pero él estaba ahí, en medio, en un lugar lo suficientemente elevado para no ser cubierto. Está claro que hay muchos parámetros que hay tener en cuenta a la hora de elegir nido. La lluvia arreció de nuevo y lo veía ahí, tan poca cosa... pero aguantando. Con dos cojones iba a poner, pero está claro que quien da el callo en estas situaciones son ELLAS, que cuando no se trata de pavonearse sino de sacar la situación adelante, lo que hay que tener son dos buenos ovarios.

Yo marché al cobijo de una casa, al calor de una ropa seca, a por una reconfortante cena. Y ella se quedó ahí.
La semana entera fue desapacible, vuelta va, vuelta viene, viento, frío… y ella SEGUÍA AHÍ!!.
Hasta el viernes. Ese día paré en el lugar habitual. No la ví. Hacía una ciercera de llevarse las piedras. Esperé un tiempo prudencial y seguía sin apararecer. Estaba claro que para bien o para mal la suerte estaba echada. Me acercé; salí del coche; vi su vacío nido y ni rastro de los huevos. No sé si los limpian o fue cosa de la ciercera.

Me he dejado la vista mirando la hierba de los alrededores pero no los he visto. Confío en que estén ahí, unos metros más lejos de donde miro y que cualquier día los veré correteando.
He querido hacerles un modesto homenaje a toda esa fauna que nos rodea. !!qué mérito tienen!! Mi admiración por ella es casi DEVOCIÓN.

Va por ellos...!!!





Estos son pollos del año pasado. Unos milagrosos gramos de vida envueltos en plumón. Una pareja, tal vez la misma, sacó la prole adelante en el mismo lugar.


2 comentarios:

mikelgar dijo...

Estoy contigo Javier....cuánto mejor nos iría si la naturaleza fuera poco menos que sagrada!! Yo también soy devoto:)

Ornitocampero.blogspot.com.es dijo...

Que merito la verdad, y eso que vemos los parametros desde el punto de vista humano........imaginate tener alli tus hijos y pensar que esa noche igual aparece una fuina,un tejon,un gato ,una culebra y un largo etc......desde luego merito tienen (de ahi no putearlos nosotros mas de lo necesario!!) y ya veras el anio que viene si vuelven...??
Saludos camperos